T R O F E O S   D E S L U S T R A D O S
1 Pedro 1:3-4

¿Te has fijado en los trofeos que están en tu universidad que han sido ganados a lo largo de las décadas?  ¿Cómo es que pierden su brillo con tanta rapidez y se empañan y empolvan?  ¿Han perdido su brillo desde sus días de  campeonatos?  ¿Cuál clase de trofeo nunca se envejece?

Leemos de tales recompensas en la primera carta de Pedro a sus amigos en el capítulo 1 y versos 3 y 4.  Allí se lee, “¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes.”

Todos los trofeos, medallas, o galardones que yo he ganado se deslustraron lentamente o se perdieron en el armario.  ¡Qué gran herencia tenemos en conocer a Dios!  Aquí Pedro dice que esta herencia es indestructible, que nunca va a deteriorarse.  Él también dice que es incontaminada, que ninguna otra fuerza puede empeorarla.  Él dice que no va a marchitarse, como la tinta de los certificados o el brillo de un trofeo, o inclusive como los recuerdos de campeonatos impresionantes que se desvanecen.

Mejor que todo, la herencia está guardada para nosotros en los cielos.  Es mucho más segura allá que en cualquier mueble de trofeos.  La seguridad de nuestra herencia gloriosa está en las manos de Dios.  No hay ningún otro lugar en el universo que es más seguro para nuestros tesoros.

Juega hoy como si habría un trofeo perfecto y como si está guardado en los cielos para ti.

El Plan de Lectura Bíblica:
Juan 7:25-36
1 Pedro 5:8-14
Cantar de Cantares 8:8-14
Lamentaciones 4-5

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