R E S P E T O
Juan 1:26-27
¿Qué pasaría si el mejor jugador del que has oído hablar llega a tu entrenamiento y quiera jugar con tu equipo? ¿Cómo reaccionarías? ¿Cuánto respeto se le daría? Una situación parecida pasó en la vida de Jesús.
En el evangelio de Juan en el capítulo 1 y versículos 26 y 27 leemos, “—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.”
Juan el Bautista se enteró lo que nadie más podría concebir en ese día. Él sabia quien era Jesús y sabía cuánto respeto se le debía. Las personas que estaban allí ese día no tenían ni la más mínima idea de que este joven de Nazaret moriría dentro de tres años para ser crucificado en Jerusalén.
Si hubieran sido atletas, Juan tal vez hubiera dicho que no era digno de llevar los zapatos de Jesús al gimnasio. Juan se enteró del respeto que Jesús merecía, aun cuando nadie más lo reconoció.
Quizás sea igual hoy con tu equipo y tú. Entre ustedes, en el campo de la competición, habría uno de los más grandes jugadores del deporte. Lo importante es reconocer y respetar tal grandeza. Tus entrenadores tal vez resulten ser las personas más influénciales en tu vida, dales el respeto y la honra que se les debe. Sé como Juan el Bautista y reconoce a las personas sabias y honorables que se cruzan en tu camino. Juega bien hoy.
El Plan de Lectura Bíblica:
Lucas 16:1-9
I Timoteo 6:11-21
Lucas 16:1-9
I Timoteo 6:11-21
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