L E A L T A D
2 Corintios 7:3
¿Cómo te llevas con tus compañeros cuando su desempeño está al máximo? Probablemente los felicitas, los ves a los ojos, pasas tiempo con ellos y hasta los abrazas. ¿Pero qué cuando ellos andan en sus peores días? Los ignoras, los evitas y hasta huyes de ellos. ¿Qué te dice tu corazón que hagas?
En la segunda carta de Pablo a sus amigos en Corinto, en el capítulo 7, verso 3, él escribió, “No digo esto para condenarlos; ya les he dicho que tienen un lugar tan amplio en nuestro corazón que con ustedes viviríamos o moriríamos.” Aun en las circunstancias tensas y desagradables como las que experimentaron los corintios, debemos ser fieles a nuestros compañeros de quipo, amigos y familia.
Un compañero fiel no se alejará de aquél que ha fallado o que ha perdido aceptación. Nuestros compañeros de equipo deben ocupar puestos de honor y aceptación en nuestros corazones, de tal forma que creamos lo mejor acerca de ellos y busquemos su máximo bienestar aunque implique un costo personal. Más bien, una persona leal correrá y abrazará su compañero caído.
En su mejor día, en el día del honor, respétalo y abrázalo; él es digno de esto. En su pero día, hónralo, respétalo y abrázalo; él es digno de esto.
Mientras oras preparándote para la competencia de hoy, pídele a Dios que llene tu corazón con compromiso y lealtad hacia tus compañeros de equipo. En la victoria o en la derrota, en la vida o en la muerte, sé un compañero leal y amigo.
Plan de Lectura:
Mateo 2:13-23
Hechos 2:22-47
Génesis 9-11
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