D I S C I P L I N A
Proverbios 3:11-12

  ¿Cuántos de nosotros diríamos que tenemos un padre ideal? ¿Quién tiene un padre sin fallas o inconsistencias?  Dios es esa clase de Padre.



 En Proverbios capítulo 3, versículos 11 y 12 leemos, “Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.  Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.”




La mayoría de nosotros sabemos lo que es ser disciplinados por nuestros entrenadores, disciplina que si no es comprendida, pudiera ser despreciada.  Nuestros padres nos reprendían cuando hacíamos cosas insensatas cuando éramos niños y muchos pudimos habernos resentido por ello.  No sé cuántas veces me pregunté si mi entrenador estaba loco cuando nos hacía correr dando vueltas por las malas jugadas realizadas durante la práctica.  En ese momento rechazamos esa disciplina, pero a medida que crecimos en nuestro deporte, nos dimos cuenta de la sabiduría en esa corrección.




Este mismo principio se aplica a la vida en una escala mayor.  Dios amorosamente corregirá a aquéllos a quienes ama.  Él no se sentará pasivamente para dejarte que te destruyas a ti mismo.  Él nos corregirá, nos disciplinará y algunas veces nos castigará.   Ten mucho cuidado en no despreciar su corrección, la cual es para tu beneficio y es motivada por su profundo amor para ti.



En la competición de hoy, no deseches la corrección y disciplina del equipo de entrenadores.  En la medida que trabajemos juntos, seremos mucho más exitosos de lo que hemos soñado. ¡Ten un grandioso día y compite como un  campéon!
 
El plan de lectura:
Mateo 3:1-12
Hechos 3
Salmo 5

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